El debate sobre un posible ataque simultáneo de Marruecos a las ciudades autónomas de Ceuta, Melilla y las Islas Canarias ha captado la atención de expertos en defensa. Aunque un asalto de tal magnitud parece altamente improbable debido a las repercusiones diplomáticas y militares, el análisis de la situación revela que España goza de una clara ventaja tecnológica sobre Marruecos.
A pesar de contar Marruecos con un ejército mayor en número, España se mantiene a la vanguardia en cuanto a tecnología militar. Los tanques Leopard 2E, de fabricación española, superan a los modelos marroquíes M1 Abrams, mientras que los aviones Eurofighter Typhoon, también españoles, destacan frente a los F-16 marroquíes en capacidades de combate y tecnología avanzada.
Sin embargo, los desafíos logísticos de Marruecos serían un obstáculo significativo. La necesidad de coordinar un asalto en tres frentes, con un ejército mayoritariamente ubicado en el sur del país, sumada a la falta de una marina potente, dificultaría cualquier intento de asedio o bloqueo eficaz. En contraste, la Armada española podría desplegar refuerzos rápidamente desde la península, asegurando la supremacía en el control marítimo.
La respuesta rápida de España estaría también garantizada gracias a su sistema de monitorización electrónica, que permite detectar actividades inusuales en el espacio aéreo y las comunicaciones marroquíes. Además, el apoyo de la comunidad internacional sería un factor clave en la defensa de España, a pesar de las dudas que persisten sobre la aplicación del Tratado de la OTAN a Ceuta y Melilla, territorios geográficamente en África pero constitucionalmente españoles.
En cuanto a la defensa territorial, tanto Ceuta como Melilla se benefician de una geografía que favorece a las fuerzas españolas, y cualquier intento de incursión a Canarias se vería rápidamente neutralizado por la aviación y la armada española. A pesar de la superioridad en números de Marruecos, las capacidades tecnológicas y estratégicas de España, junto con el respaldo internacional, hacen que un ataque exitoso en todos estos frentes sea altamente improbable.
El dilema clave sigue siendo la respuesta del gobierno español en caso de una agresión. Muchos se cuestionan qué decisión tomaría el Ejecutivo actual ante un hipotético ataque a Ceuta y Melilla, lo que añade una incertidumbre adicional a este escenario especulativo.
